CONSEJOS PARA EL PROCESO DE ADMISIÓN A HARVARD
- ceciliavaldes
- 30 abr 2020
- 10 Min. de lectura
Actualizado: 7 may 2020
Casi un año después de haber entrado a la maestría en Harvard, escribo este post para compartir mi experiencia y dar algunos tips que a mí me sirvieron en el proceso de admisión. Cabe mencionar que estoy reescribiendo este post, pues lo escribí originalmente en el avión de ida a Boston cuando estaba por empezar la maestría, y hoy con un poco más de distancia, entiendo qué si me sirvió y que no tanto.
Compartiré el primer párrafo que había escrito porque creo que refleja muy bien la emoción y satisfacción que en ese momento me inundaba. Desde luego, siento todavía mucha satisfacción de haberlo hecho y agradecida de estar de regreso en México y poner en práctica todo lo que aprendí, en fin, ese es tema de otro post, esta es la introducción original del post…
“Hoy estoy por comenzar uno de los mayores proyectos de mi vida a hasta hoy: cursaré una maestría en derecho en Harvard. El trayecto para llegar al día de hoy ha sido largo, complejo y lleno de retos por lo que quiero compartir mi experiencia de la manera más honesta pero optimista partiendo de la premisa que TODO ES POSIBLE.”
Comenzaré por platicar sobre mi motivación para buscar esta maestría en el extranjero. Durante mi carrera de derecho tuve la oportunidad de cursar materias en la universidad de Berkeley en California, Estados Unidos de América. Mi experiencia en mis estudios en el extranjero contribuyó significativamente para mi crecimiento profesional y personal. Habiéndome dado cuenta del gran avance que tuve en esa experiencia decidí que algún día continuaría mis estudios en el extranjero.
Con esto en mente saliendo de la universidad busqué un trabajo en el que valoraran y promovieran el desarrollo académico continuo, especialmente en el extranjero. Y aunque esta parte no es determinante en los planes para cursar una maestría en el extranjero, es un punto que puede ser de suma ayuda para alcanzar esta meta.
Cuento esto porque creo que antes de comenzar el proceso es muy importante definir las razones por las que quieres estudiar una maestría en el extranjero. Esas razones deben ser sólidas e imprescindibles para ti, pues deben valer por todo el sacrificio que implica este proceso. Un libro que me ayudó para reflexionar sobre este punto fue Start with Why: How Great Leaders Inspire Everyone to Take Action (Sinek, Simon 2009).
Habiendo contado lo anterior explicaré los puntos que considero fueron cruciales para para entrar a maestría en Harvard (o cualquier universidad).
Timing.
Cuando yo escuchaba que alguien se iba a hacer maestría en el extranjero asumía que existía un proceso para solicitar admisión que tal vez tomaba seis meses. Bueno aquí va la realidad: en promedio toma quince meses contando desde el momento en que solicité la primera beca hasta mi primer día en la Universidad. Puede ser mucho tiempo para algunos, pero esto es una carrera de distancia no de velocidad, mejor dicho no es una carrera, más bien como un rally.
Antes de ser aceptada en la universidad, tuve dos intentos previos tanto de solicitud de becas como de solicitud de admisión en universidades, en otras palabras, para mí la tercera es la vencida. Y por las anécdotas que contaré a continuación es que titulo esta sección Timing.
Saliendo de la carrera de derecho y teniendo apenas seis meses de haber comenzado mi nuevo trabajo en 2014, supe que se abrió una convocatoria para una beca para cursar maestría en Estados Unidos en una prestigiosa organización llamada Fulbright.
Honestamente no recuerdo cómo fue que me enteré de la convocatoria pero verás que una vez que tomas la decisión de hacer la maestría en el extranjero, como si te salieran antenas que captan todo tipo de información relacionada a esto. Sin pensarlo a detenimiento, reuní los documentos requeridos que consistían en certificados de universidad, cartas de recomendación y un par de ensayos de exposición de motivos. En este momento, pedí cartas de recomendación a mis profesores y a empleadores anteriores lo cual debió haber sido una señal clara de que verdaderamente no era el momento para comenzar a solicitar becas, mucho menos admisiones a universidad.
Independientemente de lo anterior, envíe mi solicitud y resulté ser seleccionada para la etapa final de entrevistas lo cual implicaba viajar a la ciudad de México. Para mi suerte, me citaron el mismo día que yo tenía una audiencia de un asunto muy delicado e importante. Fui con mi entonces jefe y le conté esto y después de felicitarme por ser seleccionada soltó una carcajada de sorpresa por mi osadía de pedir permiso no sólo para faltar un día sino de conocer mis planes de irme al extranjero en cuanto me fuera posible. Después de una plática extensa sobre mi carrera profesional y mis planes entendí lo difícil que sería continuar el proceso de solicitud de la beca y más el proceso de admisión. Con el dolor de mi corazón rechace la entrevista sabiendo que esto podía ser motivo para no volver a ser candidata de esta beca. Aquí tuve la lección uno: planear y luego ejecutar. Bien dice el dicho, hay cosas que no se pueden revertir: una flecha lanzada, una palabra dicha y en mi caso, una entrevista para beca rechazada. Pues bien, entendía que no podría seguir dando tumbos para ver si pegaba el chicle y después definir lo que quería hacer.
Así, continué mi carrera profesional, con mente en que en algún punto comenzaría el proceso de admisión a universidades para la maestría. Por cuestiones personales (me cambié de ciudad y me casé) dejé pasar dos años y decidí comenzar mis solicitudes de admisión para maestrías en 2016 apenas escasos dos meses antes del cierre de las admisiones. Habiendo pasado tres años desde que me gradué y viviendo en otra ciudad fue mucho más complicado conseguir los documentos requeridos e incluso perdí un par de fechas límite de envío de solicitud para algunas universidades. Me quedé con tres opciones de universidades muy buenas, pero había pasado la oportunidad para mi universidad top, además de que mis solicitudes se sentían muy débiles por falta de tiempo en la preparación.
Después de pensarlo muy bien, ya teniendo los documentos listos, decidí que no era el momento y que esperaría un año más para poder prepararme mejor y tener mejores oportunidades. No diré que fue fácil, emocionalmente fue muy difícil aceptar que retrasaría un año más mi meta de estudiar en el extranjero. Habiendo aprendido de mi error anterior, no quise arriesgarme a desperdiciar una gran oportunidad solo por enviar mis solicitudes sin el cuidado y preparación adecuados y finalmente suspendí el proceso.
Además del tiempo que dediques a pensar en las razones de por qué estudiar una maestría es importante ponerlo en perspectiva con tus planes personales y profesionales para definir el momento para irte a estudiar. Una buena referencia para identificar el momento ideal, yo diría es cuando ya tienes al menos un par de años de experiencia profesional y balance económico pues necesitarás ahorros sustanciales.
El no ya lo tienes.
Habiendo decidido tomar un año más para planear, investigué a detenimiento mis opciones de financiamiento y proyectos que pudieran ayudar a robustecer mi currículum y mis solicitudes. Después de esta investigación me dediqué a hacer una línea de tiempo detallada para ordenar la lista de actividades que debía realizar durante el año. Decidí volver a solicitar la beca Fulbright. Sabía que tenía pocas probabilidades pues primero tenía el antecedente de la entrevista que no tomé y además la convocatoria estaba dirigida a otras especialidades de derecho que no eran la mía. Aun así, decidí aplicar y me preparé para los exámenes requeridos. Tomé una vez el examen de TOEFL y dos veces el GRE lo cual deseo jamás tener que volver a hacer en mi vida. Subestime el GRE por completo y estudie un día antes. Mientras estudiaba me di cuenta que el tiempo mínimo de estudio eran por lo menos cuatro semanas y en ese mismo momento, incluso antes de presentar el examen, agendé mi siguiente examen de GRE. Al día siguiente me presenté sin pena y muy relajada para el examen, sabiendo que ya había pagado y agendado otro examen igual pues muy probablemente reprobaría al primer intento por no haber estudiado. Lo terminé y lo tomé como un buen intento de aprendizaje. Me metí a un curso en línea para estudiar para mi siguiente examen (Magoosh). Estudié alrededor de 50 horas y volví a presentar el examen. Estaba tan nerviosa que ni siquiera me podía concentrar. Y para mi sorpresa cuando llegaron los resultados, pasé el examen en ambos intentos, pero irónicamente el primer intento con mejor calificación. Por lo que concluí en primer lugar: debía aprender a controlar mi ansiedad y para eso leí un libro llamado Presence: Bringing Your Boldest Self to Your Biggest Challenges (Cuddy, Amy 2015) que ampliamente recomiendo; y en segundo lugar: "there’s only so much you can do”. Era un examen que incluía álgebra y yo apenas y sé sumar. Aunque estudiara tres semanas no iba a lograr dominar ecuaciones mentales matemáticas y debí enfocarme en la parte verbal que sí es lo mío. Lo que quiero decir es que durante este proceso es importante ser realistas con nuestras limitaciones y elegir muy bien a qué dedicar tiempo y esfuerzo y a qué otras cosas dedicar el mínimo esfuerzo requerido. Acepto que estudiar tres semanas para el GRE fue una pérdida de tiempo en mi caso. En fin, cada uno habrá de evaluar las batallas que tomará y las que no.
Paciencia.
Antes de contarles esta parte, para quien no me conoce, debe saber que soy sumamente impaciente, y me cuesta tremendo trabajo esperar incluso diez minutos en alguna sala de espera.
Quince meses antes de comenzar la maestría mandé la primera solicitud de beca a Fulbright, que en otro post voy a explicar. Esperar los resultados de Fulbright fue mi primera prueba de paciencia. Esperé tres meses antes de saber que fui seleccionada como candidata a la beca. Así como esta espera hay muchísimos procesos que requieren reunir toda la paciencia para sobrellevar. En este tiempo de espera me dediqué a leer un par de libros para mantenerme motivada, entre otros Originals: How Non-Conformists Move the World (Grant, Adam 2016) y Outliers: The Story of Success (Gladwell, Malcom 2016), los cuales recomiendo mucho si estás en este proceso. Estos tiempos de espera, aunque difíciles sirven también como momentos de introspección y planeación para los siguientes pasos.
Hubo más de una ocasión durante los 15 meses de preparación que lo único que podía hacer era esperar. La capacidad de aceptación y la paciencia son sumamente importantes en este proceso.
Sé creativ@ con los recursos a tu alcance.
Como comenté al principio una vez que emprendes el proceso y comienzas a investigar te darás cuenta que existen muchas maneras de acercarte a las universidades que quieres, al final ellos también se quieren acercar a candidatos como tú. Por ejemplo, muchas universidades ofrecen reuniones en algunas ciudades del país, las fechas y detalles del lugar, son publicados en la página de internet del programa. También puedes escribir al contacto que aparece en el sitio web, para pedir informes y te dirán si la universidad dará alguna reunión en tu ciudad o en alguna ciudad cercana. Yo fui a varias de estas juntas en Ciudad de México, las cuales fueron muy útiles pues en algunas ofrecen “fee waivers” para no pagar el costo de la solicitud de admisión y dan consejos de lo que buscan en los ensayos y en las solicitudes en general. En una de esas juntas conocí a una persona que se convirtió en mi amigo y mentor para mi proceso de solicitud de la beca Fulbright y más adelante a las solicitudes de las universidad. Comenzar a involucrarte en estos eventos enriquecerá tus conexiones y las personas que podrán ayudarte en el proceso.
Platiqué también con exalumnos y estudiantes de la maestría que quería con el fin de ir aclarando lo que iba a necesitar para comenzar formalmente mis solicitudes. Conocía ya varias personas que habían tenido esa experiencia, pero también platiqué con estudiantes que encontré mediante redes sociales y conocidos de amigos. La mayoría de las personas que han pasado por esta experiencia estarán muy dispuestas y felices de poderte ofrecer algún consejo o apoyo.
No dudes en utilizar cualquier recurso a tu alcance, desde pedir favores para envío de documentos, solicitar innumerables cartas de recomendación, crear nuevos contactos para obtener información. Descubrirás que muchas personas estarán contentas de ayudarte y deberás dejar de lado cualquier indicio de vergüenza para pedir lo que necesitas.
Define tu perfil.
Esta es una conclusión completamente personal, y sólo con base en mi experiencia y consejos de otros estudiantes que tuve en el proceso. Parece que las universidades se interesan en candidatos que tienen perfiles definidos. ¿Qué quiero decir con esto? En mi caso, soy abogada corporativa, me especializo en operaciones trasnacionales y tengo interés en tema de empresas socialmente responsables. En mis solicitudes me aseguré de hacer notar que las actividades curriculares y extracurriculares estaban relacionadas con este perfil, pues de alguna manera justificaba mis razones para estudiar la maestría en ese tema.
Creo que esta estrategia es válida por dos razones. La primera es que la universidad está interesada en que seas un estudiante valioso que aporte conocimientos y experiencia en la materia activamente y no sólo vayas a absorber información como ratón de biblioteca. La segunda es que debe ser notorio tu interés genuino en el tema de la maestría y que éste sea comprobable mediante tu experiencia profesional, para asegurar que tendrás la convicción de terminar satisfactoriamente el programa.
Además de esto curiosamente, en algunas universidades, especialmente en donde aceptan a pocos estudiantes de cada país, puedes ver muy claramente que los candidatos que aceptan tienen perfiles diferentes y muy definidos. Por ejemplo, en mi generación del programa habíamos cinco mexicanos. Una persona se dedicaba a derechos reproductivos, otra a migración, otro a arbitraje, otro a teoría jurídica y yo a corporativo.
No te preocupes si no sabes exactamente cuál es tu perfil, tomate tiempo, platica con otros profesionistas, para identificar qué áreas te interesan y a partir de allí trata de encaminar tus actividades extracurriculares y curriculares a dicha área.
No pierdas de vista el objetivo.
Como conté antes, esté será un proceso largo y complejo, pero te aseguro que valdrá la pena cada momento. Me atrevo a decir que serás una persona diferente y satisfecha una vez que concluyas este proyecto. Platica con tus familiares y amigos para que te apoyen y te entiendan en este proceso.
En otro post hablaré sobre los recursos financieros y becas que yo solicité y cómo funcionan.
Suerte!
Lecturas recomendadas:





Gracias por compartir tu experiencia. Me ha servido de motivación. 😀
Saludos desde Perú.